Cuadro de mando integral para PYME

Desde que en los años 90 el cuadro de mando integral empezase a ser nombrado como tal y a ser utilizado de forma masiva por las grandes compañías, su uso se ha generalizado hasta el punto de ser una herramienta fundamental en la tarea de control de la empresa. Sin embargo, la falta de una estrategia definida a largo plazo en las PYMES, cuya gestión a veces se fundamenta únicamente en el saber hacer e intuición del propietario o familia,  ha hecho que su uso sea más reducido en este segmento del tejido empresarial, que sin embargo supone en España y en Europa, más del 95% del mismo.

«El cuadro de mando integral es una herramienta fundamental para el control y la planificación estratégica empresarial»

La última crisis económica ha evidenciado que la definición del mapa estratégico, el establecimiento de objetivos y el control de ciertas magnitudes, son imprescindibles para conseguir una correcta estructura económica y financiera que pueda soportar una desviación brusca en las magnitudes macroeconómicas o en algunos de los pilares de la empresa.

La elaboración de un cuadro de mando suele ser una tarea tediosa que requiere sobre todo de la concienciación de la alta dirección de la compañía, ya que la medición de magnitudes implica a gran parte de la organización y debe ser la gerencia en primera instancia la que esté plenamente convencida de su necesidad como herramienta de gestión.

«La elaboración y mantenimiento de datos del cuadro de mando integral requiere concienciación de la directiva y gerencia de la empresa»

El proceso debe comenzar por definir la estrategia a medio y corto plazo y, una vez definidos los objetivos, elegir los indicadores que se hace preciso controlar de forma periódica para la obtención de los mismos. En este punto es donde debemos tener claro que no debemos pecar ni por exceso ni por defecto. La elección de pocos indicadores puede dar como resultado un análisis pobre que oculte deficiencias en la gestión o en las operaciones que impida que se consiga el cumplimiento del plan de negocio. Por el contrario, una excesiva carga burocrática y medición de indicadores poco significativos puede suponer un coste excesivo en la tarea de control y posiblemente el abandono por parte de la gerencia del proyecto de implantación.

«La correcta elección de los indicadores a evaluar evitará que el cuadro quede pobre e incompleto o excesivamente complejo y difícil de mantener»

Contar con expertos independientes que nos ayuden en el proceso de implantación del sistema de control se convierte a veces en un aliciente para la misma y descarga a la alta dirección de la mayor parte de la tarea a realizar.

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